Los rankings y las nuevas funciones de las universidades

La aparición de los rankings internacionales de universidades ha ido asociada, en general, a un aumento de la internacionalización de sus actividades. En unos casos, y el ranking de Shanghái es un buen ejemplo, su aparición se ha vinculado a la voluntad explícita del gobierno chino de identificar aquellas universidades extranjeras donde los estudiantes chinos podían acudir a realizar el grado o postgrado. En otros casos, como el del Times Higher Education World University Ranking, por ejemplo, se ha tratado de utilizarlos como un potente instrumento de marketing de las universidades cuya financiación está asociada a las matrículas de los estudiantes.

No es posible entender el notable impacto actual de los rankings sin el crecimiento exponencial del número de estudiantes internacionales. Hoy se calcula que dicho número alcanza los cerca de los cuatro millones de estudiantes según los datos de la Unesco cuando alcanzaban los dos millones el año 2000. Todas las previsiones apuntan, además, que dicho crecimiento será incluso superior en los próximos años. Este mercado internacional de estudiantes reclama más y mejor información sobre las universidades de manera que la decisión de matricularse en una u otra se tome con las máximas garantías posibles y es este el papel que se le atribuye a los rankings.

Además y como consecuencia de una mayor presencia de políticas universitarias que tienden a aumentar la competencia entre las universidades de un mismo sistema universitario, un buen número de países están llevando a cabo rankings nacionales con el objetivo de hacer más transparentes los resultados de cada una de las universidades.

En este contexto, sin embargo, la demanda de una información suficiente y adecuada de la actividad de las universidades no solo proviene de los estudiantes y de los profesores donde la movilidad también es creciente, sino también de las empresas y los graduados. En cierta manera esto es el reflejo de la incorporación de nuevas misiones en la actividad general de las universidades. Junto a la docencia y la investigación, la sociedad les demanda un mayor protagonismo en la transferencia de tecnología, en la formación continua y, en general, en su compromiso con su ámbito territorial de influencia. Por esta razón algunos de los rankings más tradicionales incorporan junto a la clasificación de las universidades una perspectiva por ámbitos de conocimiento e introducen progresivamente indicadores de transferencia e inserción laboral junto a los más tradicionales que hacen referencia a las condiciones de la docencia y a los resultados de la investigación. Con este objetivo la Comisión Europea ha promovido la realización de un ranking internacional: el U-Multirank y con la misma metodología la Fundación CYD promueve el Ranking CYD para las universidades españolas.

Martí Parellada
Fundación CYD
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