El tema de la relación entre las universidades y el crecimiento económico es, ciertamente, un tópico, pero en los tiempos actuales está adquiriendo un significado mucho más estratégico, para los gobiernos y las universidades, que el que tenía en la década anterior.
La globalización, la crisis y los presupuestos están forzando a replantearse el modelo del futuro. Los gobiernos están forzando a que las universidades se comprometan con el crecimiento económico de una manera más explícita, tal y como corresponde a unas instituciones que son el verdadero core business del mundo actual.
Una competitiva economía del conocimiento depende, básicamente, de tres dimensiones críticas: a) la aplicación y explotación de las capacidades de investigación; b) la empresa y la cultura emprendedora de los estudiantes; y c) la aplicación de los conocimientos y habilidades de los graduados a la economía.
Estos tres elementos han evolucionado razonablemente bien en el pasado, pero ahora hay que dar un paso más y, en este sentido, están apareciendo una serie de propuestas desde diversas perspectivas.
Un primer tema que propone Sir Tim Wilson, presidente del Local Enterprise Partnership de Hertforshire, es el de la necesidad de contar con alguna organización empresarial que garantice la conexión entre el mundo de la empresa y la innovación con el talento y el conocimiento. Esta función, que hasta ahora se presta desde las propias universidades, no es suficiente, ya que falta el compromiso de la otra parte. Pero, además, es necesario que la sociedad reconozca a las universidades su rol como agentes del cambio y que los campus no solo permitan el desarrollo de una cierta cultura emprendedora, sino que la estimulen como norma.
La Universidad de Warwick, por su parte, organiza el Global University Summit 2013 con el acento, igualmente, en la necesidad de reforzar el compromiso de las universidades con el futuro y de plantearse su vinculación con los nuevos modelos de crecimiento de una manera más clara y tangible.
Por último, la Asociación de Universidades del Atlántico (Canadá) hace un planteamiento del tema que, desde la perspectiva actual, se puede ver como algo obvio pero que conviene no olvidar. En su opinión, las universidades pueden ser realmente motores del crecimiento local siempre que pongan el foco en su primera misión: la educación. No se trata, dicen, de no aceptar las otras misiones que se les atribuyen. Se trata de constatar que lo países crecen gracias al trabajo que harán los buenos profesionales a los que hay que formar.
Son solo tres ejemplos pero me parecen significativos de un debate que está en la agenda de todos los países y que aquí creo que todavía no ha calado con la suficiente fuerza. Ciertamente, y mucho antes de que se hablara de la globalización en los términos actuales, las universidades la han venido practicando desde siempre intercambiando ideas, conocimientos, académicos, etc. El tema ahora es si el actual modelo será suficiente para dar respuesta a los inexorables cambios que se están produciendo en la economía global y en la demanda de conocimientos, talento y profesionales que se están manifestando con fuerza.
Francesc Santacana
Vicepresidente Fundación CYD