La Fundación CYD celebra su décimo aniversario. La Fundación se creó con el único objetivo de promover la contribución de la universidad al desarrollo económico y social de España, y diez años pueden ser una buena excusa para hacer balance del trabajo realizado en función de un objetivo tan ambicioso, pero también para preguntarse por el recorrido del sistema universitario
Estamos todos de acuerdo que “la aportación de la universidad a la formación de la juventud, a la creación de conocimiento, gracias al esfuerzo investigador, y su labor de difusión y trasferencia es clave para el bienestar de los españoles. La aportación de la universidad es decisiva, tanto por la magnitud de los recursos movilizados como por su implantación geográfica y por la propia naturaleza de la tarea” y también como dijo nuestra Presidente “en el siglo XXI no pueden existir innovación y progreso sin conocimiento, no hay desarrollo económico y social sostenido sin un capital humano preparado, ni se puede construir un estado del bienestar sin valores contrastados” a todo ello se dedica la universidad. En estos últimos diez años… ¿En qué ha mejorado la universidad española? ¿Ha aprovechado la bonanza mientras duró?
En estos diez años las universidades han hecho grandes esfuerzos en su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior y ha habido cambios de importancia en el marco jurídico. Pero ¿qué nos dicen los números?
Sin intención de ser exhaustivos cabe aquí citar algunos datos representativos del trabajo de la universidad en estos años:
- El número de graduados ha crecido en un 28,3% desde el curso 2000-2001 hasta el 2010-2011.
- Los Erasmus españoles han crecido en un 83,2% en ese mismo periodo y los alumnos del programa Erasmus que han elegido universidades españolas un 80,1%, pasando de 16.978 a 30.580.
- Del año 2000 al año 2009 el gasto por estudiante en educación superior ha crecido en un 38,7%
- … y el porcentaje que representa el gasto de la educación superior en relación al PIB ha pasado del 1,15% al 1,31%.
- Gracias al crecimiento del número de graduados, el número de titulados universitarios entre 25 y 64 años en España ha pasado del 14,8% de 1999 al 21,5% de 2010, con lo que en este momento España dispone de la población mejor preparada de su historia, superando a países como Francia, Alemania o Italia.
- El porcentaje de gasto de I+D universitario respecto al PIB pasaba del 0,27% al 0,39% en 10 años (2000-2010),
- el número de investigadores universitarios, en relación con la población en edad de trabajar, crecía un 20,3%,
- y el número de publicaciones científicas ha crecido un 133,6%, alcanzando el 3% del total de publicaciones en el mundo (más del 80% de las publicaciones científicas españolas se deben a las universidades).
- El porcentaje del número de patentes nacionales producidas por la universidad respecto al total español aumentaba desde el 8,8% de 2001 al 15,9% de 2010.
- El importe total de los contratos crecía desde los 309 millones de euros del 2003 a los 704 millones de euros de 2008, para descender ligeramente a partir de este año, descenso atribuible a la crisis económica.
- El paro también ha alcanzado a los españoles que disponen de un título universitario, sin embargo las tasas de paro de los españoles graduados fueron al final del 2012 del 14,6% (población de 16 y más años) mientras que la tasa de paro total era del 26%.
Concluyendo, la universidad española ha aprovechado, ¡y mucho!, el tirón de estos últimos diez años y de los tres últimos. Lógicamente, se resiente de la crisis económica, como se resiente casi todo el mundo. Pero precisamente es ahora que hay insistir en la necesidad de preservar sus activos. La universidad en estos momentos no es el problema sino la solución. Consiguientemente los ajustes y reformas no han de poner en peligro los activos que sustentan las tres misiones de la universidad, más bien al contrario, la universidad ha de ser una de las bazas de las que dispone el país para recuperar el camino perdido en la dirección de la innovación y el conocimiento y en todo caso se ha de salir de la crisis con una universidad con su potencial intacto y una ambición renovada.
Vicepresidente Fundación CYD