¿Es posible el crecimiento sin un sistema de educación superior equilibrado?

Un amigo mío, y ex rector, para más detalles, me recomienda la lectura de un reciente artículo de Gilian Tett publicado en el FT de 19 de octubre. Su título –The price of admission- entra en el debate que se está produciendo con relación a los recortes que sufren las universidades públicas en EEUU y en otros países (aquí también conocemos esta parte del problema) y la financiación privada que alimenta las universidades “con finalidad de lucro” y que están alterando el sistema tradicional de las admisiones en las universidades de élite.

Cuenta el articulista que en los años 80 había en Gran Bretaña una gran aversión a la idea de que las conexiones familiares fuesen un elemento facilitador para el acceso a las universidades de élite. Se quería evitar la idea de que alguien pudiera “comprar” admisiones por la vía de las donaciones, relaciones de ex alumnos…Se dice, ahora, que alrededor del 15%, o más, de estudiantes de las principales universidades se vinculan a donaciones y que el porcentaje puede llegar a superar el 60% si se relacionan con las conexiones familiares (hijos de ex alumnos…) Se está alterando el modelo.

Esta tendencia – ¿ ya realidad?- está contribuyendo a crear una serie de disfunciones que pueden condicionar notablemente las posibilidades de crecimiento de los países . Pero no es de fácil solución si no se aborda desde la perspectiva de la política en mayúscula.

No es fácil contrarrestar una caída de la financiación pública a las universidades públicas con las posible aportaciones de un sector privado que, lógicamente, se halla más cerca de”sus universidades”. Esto sin contar la falta de tradición de” fundrising” de los sistemas públicos.

El problema es que esta nueva realidad está provocando una dualización de los sistemas universitarios reduciendo las oportunidades de las “familias medias”: se tiende a unas universidades de élite, con finalidad de lucro, y que se reproducen sin temor a las subvenciones y a unas universidades públicas que ven reducidas sus posibilidades de competir y con crecientes problemas financieros. Unas universidades que “nadan” en la abundancia de las donaciones frente a unas universidades con problemas serios de tesorería y de financiación.

El resultado puede ser muy negativo para el futuro: un freno al crecimiento cohesionado que se precisa para salir de la crisis y que precisa de un potente sistema público de universidades para no desperdiciar el talento de una amplia capa de la población que se queda al margen de las universidades más prestigiosas con derechos de admisión muy elevados.

Más allá de las becas -como necesario elemento compensador- se está incidiendo cada vez más en los créditos. En realidad, parece que más del 96% de los estudiantes de estas universidades han de pedir dinero prestado para pagar estos derechos. Pero esta solución que está adquiriendo notable magnitud, no parece inocua como manifiesta el Presidente del Comité de Educación del Senado de EEUU al afirmar que “los préstamos a los estudiantes son una burbuja similar a lo que fueron las hipotecas subprime para el sector de la construcción”.

El debate está pues en los principales medios de comunicación aunque, como pone de manifiesto FT, no se ha manifestado con la amplitud y profundidad que el tema merece en los espacios de la política y la sociedad.

¿Por dónde se quiere avanzar en España? ¿En qué políticas de financiación de las universidades públicas estamos pensando?

Francesc Santacana
Vicepresidente Fundación CYD
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