Las empresas hacen planes estratégicos a medio y largo plazo para orientar sus acciones actuales en una determinada dirección que viene marcada por su visión de futuro: dónde se quieren posicionar dentro de cinco años, por ejemplo. Y muchas ciudades del mundo hacen lo mismo para que sus ciudadanos y sus agentes económicos y sociales orienten sus actividades en una misma dirección para aprovechar sinergias y evitar dispersar unos recursos cada vez más escasos. Y, ¿qué ocurre con los países? En principio también elaboran unos escenarios de futuro que sirven de marco donde las empresas y los ciudadanos se posicionan para establecer sus propias perspectivas.
En el caso de España, hemos asistido a una demostración de la gran variabilidad con que se pueden presentar este tipo de escenarios pero, finalmente, se está consolidando el más verosímil y el que nos ha de marcar el futuro; un escenario que ya conocimos hace años y que se nos vuelve a plantear: el del subdesarrollo.
Las coordenadas del nuevo escenario son claras como pone de manifiesto el reciente Informe Cotec 2012 sobre Tecnología e Innovación en España. Algunos ejemplos:
El número de empresas que hacen I+D pasan de 15.000 a 11.500 entre 2.008 y 2.010; siendo las empresas pequeñas las que tienen una evolución más negativa, de 7.900 a 4.700.
El gasto en I+D de las empresas ha caído un 8.5% en euros constantes y en los presupuestos del Estado la partida destinada al I+D+i se reduce un 26% con unas cifras de gasto inferiores a las de 2.006.
Son muy pocas las empresas que proporcionan formación a sus empleados y el colectivo que cursa formación profesional (importante para la innovación empresarial) es muy inferior al de los países desarrollados (19% en España frente al 54% de Alemania).
Y, en fin, el panel de personalidades empresariales, académicas y de responsables públicos de Cotec muestra que existe en el país una mala valoración de las condiciones actuales del sistema español de innovación, con un claro pesimismo sobre su evolución futura.
Con estos datos no cabe un escenario de evolución hacia una mejora de la competitividad empresarial, la impulsión de nuevas actividades económicas ni siquiera el mantenimiento de las existentes. En cambio, es más seguro un escenario de cierre de empresas, emigración de talento, creciente de dependencia… es decir el escenario que ya conocimos los que tenemos una cierta edad.
La única pieza que no encaja en el decorado es de la calidad de la producción científica española, que ocupa un lugar muy digno junto a Italia, Francia o Australia, o la propia evolución de esta producción científica que ha pasado de representar el 2,27% de la mundial en el año 2.000 al 3.07 del 2.010.
A lo mejor esta pieza que no encaja ahora puede ser la pócima que nos abra un nuevo escenario en el futuro. Por esto es importante guardarla en un lugar seguro y secreto para que no se pierda.