¿Más recursos para la I+D?

En medio de la tumultuosa crisis actual emerge, con fuerza, el mensaje de que si reducimos el esfuerzo en I+D estamos hipotecando nuestro futuro crecimiento. Pero, ¿es ello cierto?

La respuesta es, como en muchas ocasiones, relativa: depende de…

Un trabajo, no reciente, de Beñat Bilbao y Andrés Rodriguez Pose, “From R&D to innovation and economic growth in the EU”, pone de relieve que, en general, la relación positiva entre las actividades de R+D y la generación de innovación es cierta, si bien con matizaciones. Una de ellas es que la R&D del sector privado suele tener más retorno innovador que la del sector público o de las universidades debido a su mayor orientación al mercado.
Sin embargo, esta idea genérica no es aplicable a todas las regiones. En las regiones periféricas de Europa, el retorno de la R+D de las universidades suele ser más alto que en la regiones centrales seguramente porque, de hecho, están compensando el menor peso relativo de la investigación privada. Es decir, en España, las universidades tenderían a jugar un papel más decisivo en la generación de acciones de innovación dado que desarrollarían una investigación más aplicada que la que le correspondería en una región central con un mayor peso de la R+D privada.

En cualquier caso, si parece existir una relación más o menos intensa entre R+D e innovación , el siguiente paso, de la innovación al crecimiento económico, no parece ser tan directa. La innovación es , claramente, el motor del crecimiento económico en la regiones centrales pero su influencia es mucho menos directa en las periféricas.

En este caso, y para estimar sus efectos, las políticas de fomento de la investigación han de relacionarse con lo que Rodriguez Pose denomina “filtros sociales” y que pueden actuar de manera positiva (innovation prone) o de manera negativa (innovation averse). Estos filtros son, por lo tanto, los responsables de que una región sea más o menos activa en el campo de la innovación y hacen referencia a las competencias de sus recursos humanos, sistemas educativos, tejido industrial de tecnología medio/alta, densidad y calidad de las interacciones que se dan entre los diferentes actores favorables a la innovación…

Resulta, en consecuencia, trascedente para una política de estimulación pública de la I+D conocer la situación relativa de estos filtros. Un predominio de los de tipo “innovation averse” va a debilitar mucho la capacidad de trasladar los esfuerzos de I+D al campo del crecimiento económico y va a tener unos resultados de menor intensidad que los que se podrían obtener con la misma política en otras regiones europeas con un predominio de “filtros sociales positivos”.

La resolución de nuestras debilidades estructurales debería ser, en consecuencia, una actuación que debería ir por delante o, en paralelo, al mero aumento de la inversión en I+D, aspecto, éste, muy a tener en cuenta, en épocas en que la utilización de los recursos se ha de someter a criterios de eficiencia y de resultados.

Francesc Santacana 

Vicepresidente Fundación CYD

 

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