Hace un año aproximadamente contactó conmigo la Universidad de Barcelona para que enviara mi CV. Se trataba de que estaba abierto un proceso de selección para formar parte de un programa de mentorización de la Fundación Conocimiento y Desarrollo. Al principio no sabía muy bien de qué trataba el programa, pero cuando recibí más información sobre el mismo, pensé que ojalá tuviera la suerte de ser seleccionada. Cuando recibí la llamada sentí ilusión, pero no intuía aún la gran oportunidad que se abría ante mí.
La primera entrevista con mi mentora llegó en el momento oportuno. Estaba a punto de finalizar los estudios de Derecho y me planteaba cómo enfocar la nueva etapa que no tardaría en llegar y que me daba cierto vértigo: la de abordar el mercado laboral. En ese primer encuentro ya fui consciente de la suerte que había tenido. Mi mentora es una destacada empresaria, un referente dentro de su sector, y allí estaba interesándose por mí, haciéndome preguntas y trazando los primeros propósitos a seguir, en un ambiente acogedor y sin escatimar minutos al encuentro.
Si la primera entrevista superó mis expectativas, las siguientes fueron aún mejor. Entendí que debía aprovechar al máximo esas reuniones y acudí con una lista de preguntas que suponían un punto de partida. A partir de ahí, mi mentora centraba sus consejos en aquello que más me preocupaba, avisándome también de situaciones nuevas que se podían presentar y en las que yo no había ni pensado. Así que todas mis dudas se fueron disipando y los objetivos acotando.
Mi experiencia dentro del Programa Mentores CYD ha sido, se mire por donde se mire, totalmente positiva. Contar con los consejos y el punto de vista de una persona tan consagrada profesionalmente, me ha servido en el orden práctico para abordar mis primeras entrevistas de trabajo, pero, más importante que eso, es que se han concretado mis puntos fuertes y trabajado los débiles, lo que ha supuesto ganar autoestima y ahora me siento muchísimo más segura para dar lo mejor de mí a la hora de enfocar la salida al mercado laboral. Me encantaría, algún día dentro de muchos años, formar parte del Programa Mentores CYD, pero ya como mentora. Así podría retornar algo de lo que he recibido.
