Midiendo la contribución de los doctores a la I+D+i en los países miembros de la OCDE

Los graduados doctores suponen, en los países de la OCDE, una pequeña proporción de la fuerza laboral que puede estimarse en el 1,5% de los individuos de la cohorte de edad entre 25 y 34 años. No obstante, numerosos estudios especializados impulsados por organizaciones internacionales de referencia como la OCDE, Eurostat o la Comisión Europea, así como estudios nacionales realizados por Fundación CYD y COTEC, ponen de relieve que los doctores, como capital humano altamente entrenado en investigación y en producción de ciencia y tecnología, suponen un recurso imprescindible para impulsar la innovación basada en el conocimiento, producen un impacto positivo añadido a la actividad económica de los países que se traduce en aportación al PIB, y en definitiva contribuyen al desarrollo económico y social de los países. Ahora bien, ¿cómo se cuantifica esta aportación de los doctores a la I+D+i? ¿Se dispone de documentación sobre el tema?
Contrariamente a lo que cabría suponer, la documentación y las investigaciones publicadas sobre este tema son escasas. Para estudios sobre los países de la OCDE, una fuente de investigación ineludible es el llamado proyecto CDH (Career of Doctorate Holders, impulsado en 2004 por la OCDE en colaboración con el Instituto de Estadística de la UNESCO y EUROSTAT). Este proyecto proporciona datos sobre una treintena de indicadores, referentes a la carrera profesional y a la movilidad de los doctores de 25 países miembros de la OCDE. A gran escala, se realizaron dos recopilaciones de datos, en 2006 y en 2009. Las autoras de esta entrada del blog han trabajado sobre estos datos, y parte de las investigaciones llevadas a cabo se presentan en el nº 5/2014 de la colección Estudios CYD accesible en http://www.fundacioncyd.org/publicaciones-cyd/estudios-cyd
Mientras que para los países miembros de la OCDE, en la última década, las estimaciones apuntan a que más del 50% del crecimiento que ha experimentado el PIB corresponde a las rentas de los trabajadores con educación terciaria, lamentablemente, no se dispone de datos consolidados sobre este impacto para el caso de los graduados doctores. La propia OCDE ha liderado entre 2005 y 2012, un proyecto al que se han acogido voluntariamente 34 regiones (y ciudades) de diferentes países de todo el mundo, con el fin de proporcionar información sobre el impulso al desarrollo económico, social y cultural de las regiones en relación con la educación superior. En España participaron en dicho proyecto, Valencia y Canarias, en la primera fase que concluyó en 2007, Andalucía y Cataluña en 2010 y el País Vasco en 2012. Los informes finales pueden consultarse en http://www.oecd.org/edu/imhe/highereducationinregionalandcitydevelopment.htm 
Todos estos informes producidos tras los correspondientes análisis regionales, tampoco desagregan el valor económico, social y cultural aportado por los doctorados, quizás por la propia dificultad de acceso a datos regionales sobre doctores, dificultad antes ya mencionada en relación a los países.
A partir de indicadores de recursos humanos cualificados, y de financiación y gasto en I+D (ver Estudio nº 5/2014 de Fundación CYD), el Análisis Factorial llevado para el conjunto de países de la OCDE, revela que el 93% de la variabilidad de los datos la recogen 2 factores que se interpretan como sigue. El primero de ellos (Factor1) es un indicador de la magnitud global de la inversión en I+D que realiza un país en función de: la participación del sector privado en el gasto y en la financiación de la I+D, y la empleabilidad de los investigadores. El segundo factor (Factor2) se concentra significativamente en la producción de nuevos doctores. La Figura adjunta muestra la configuración en tres bloques que se obtiene a partir de éste análisis multivariante. Los países líderes en innovación, Alemania, Corea, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Japón, Suecia y Suiza, comparten el presentar las tasas más elevadas de graduación de doctores, de doctores empleados en el sector privado, y de financiación y gasto, en especial privado, de la I+D. Obsérvese la destacada posición que presenta Corea en el mapa de países, y en particular su elevado nivel de producción de doctores. Nótese también que la aventajada posición promedio de la OCDE frente a la UE28, se debe en gran medida a las aportaciones de Corea y Japón, además de Estados Unidos. España, que se encuentra en el bloque de países menos innovadores, presenta una reducción de la tasa promedio de empleo de doctores en el sector productivo hasta de un 50% de la tasa promedio OCDE. Asimismo, el gasto privado financia en España el 43% de la I+D, mientras que la tasa promedio de los países de la OCDE se eleva hasta el 61%. Aunque su producción de doctores es comparable con la de los países de su entorno, alrededor del 80% del empleo de los doctores, y más aún con la agudeza de la crisis global de 2008, tiende a refugiarse en la academia y en el ámbito de la administración.
Representación bidimensional (Factor1 en el eje horizontal y Factor2 en el eje vertical) de los países de la OCDE, utilizando seis indicadores intensivos de I+D, 2011.
Centrando la reflexión, ahora, en los resultados de I+D+i, cabe preguntarse ¿se puede medir el impacto de los doctores en los resultados de investigación e innovación? Mediante el ajuste de modelos estadístico/econométricos hemos podido cuantificar para los países de la OCDE, el significativo impacto de los doctores en los principales outputs de investigación e innovación, como son las publicaciones científicas, las patentes PCT (acogidas al Tratado internacional de Cooperación en materia de Patentes) o los ingresos procedentes del extranjero por la explotación de patentes y licencias. Adicionalmente, se ha identificado en estos modelos, el peso de la inversión y la financiación privada de la I+D en los principales outputs de investigación e innovación.
Todo ello, sin duda, pensamos que contribuye a esclarecer el mecanismo de traslación del potencial que representan los doctores para las sociedades basadas en el conocimiento.

 

Mónica Benito y Rosario Romera. Mayo 2014 

 

Universidad Carlos III de Madrid 
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