Esta edición del Informe CYD hace evidente la necesidad de afrontar reformas de calado en la universidad. Máxime, cuando muchos países europeos ya las han puesto en marcha, mejorando sus resultados educativos e investigadores. Sólo de este modo, resulta posible transformar las instituciones académicas e investigadoras en una herramienta que contribuya al crecimiento económico y al bienestar social.
Por un lado, la universidad española presenta una valoración positiva del comportamiento de ciertas tendencias que configuran el sistema universitario. Por otro, y como consecuencia de implementarse el Espacio Europeo de Educación Superior, la universidad española ha visto cuestionada esa adaptación y el esfuerzo por ajustar sus titulaciones a la nueva estructura de ciclos: grado, máster y doctorado.
La cuarta edición del Informe CYD diagnostica que las universidades españolas cada vez se diferencian más entre sí, especializándose y pasando a actuar en red. En este sentido se detectan una serie de condicionantes que actúan a favor del cambio, tales como la LOMLOU y los Reales Decretos asociados, así como otros a los que es necesario potenciar, como la legislación autonómica y la financiación.